Ejemplo de Secuencia Didáctica

SECUENCIA DIDÁCTICA
“MUNDOS IMAGINARIOS, MUNDOS POSIBLES”
Diana Yaneth González Ramírez
Estudiante de octavo semestre
Programa de Español y Literatura
Universidad del Quindío


PRESENTACIÓN

La Biblioteca infantil de la Universidad del Quindío “Alegría de Leer”, se ha encargado de incentivar la animación lectora en algunos Colegios de Armenia que se han adscrito para hacer partícipes a sus estudiantes de dicha experiencia en esta Institución. Tendiente a colaborar en este proyecto se presenta esta secuencia didáctica MUNDOS IMAGINARIOS, MUNDOS POSIBLES, con la cual se busca que los niños de transición y de cuarto grado  de uno de los colegios que asisten allí, compartan, creen y disfruten a  través de la interacción con la literatura Infantil, en este caso específico con los cuentos de la autora etíope MARINA COLASANTI, “Noches de luna llena” y “El reino por un caballo, cuentos que se trabajarán de manera lúdica  a través de imágenes, juegos y manualidades, y participación en interacción con los niños, buscando así promover el hábito de lectura generando gusto en este caso específico por las narraciones fantásticas.

                                                                       -FALTA PONER EL ESTÁNDAR DE LENGUAJE-

JUSTIFICACIÓN

Debemos ser conscientes de la importancia de la animación a la lectura en los infantes, ya que por medio de ella, se desarrollan habilidades comunicativas a la vez que de interacción social con sus pares, tanto para su desarrollo intelectual como en los diferentes aspectos humanos y emocionales como lo confirman los lineamientos Curriculares del MEN donde menciona:
“es imposible pensar y ejecutar una educación de calidad al margen de unas competencias que faciliten una mejor comprensión de la vida, la ciencia y la cultura, pues la lectura nos permite enriquecer nuestros esquemas conceptuales, nuestra forma de ver y comprender el mundo, y es requisito esencial para el desarrollo cultural y científico de los estudiantes.”
Es por esto que esta secuencia didáctica “Mundos imaginarios, mundos posibles” busca intervenir en el proceso lector de los estudiantes de grado cuarto y de transición que asisten a la Biblioteca Infantil de la Universidad del Quindío “Alegría de Leer”,  incentivando en ellos amor a la lectura, a partir de una transposición didáctica de los cuentos “En noches de luna llena” (transición) El reino por un caballo (grado cuarto).de la autora etíope MARINA COLASANTI,
El MEN en sus lineamientos curriculares  de lenguaje castellano, establece en uno de sus apartes refiriéndose al proceso lector:

La comprensión es un proceso interactivo en el cual el lector ha de construir una representación organizada y coherente del contenido del texto, relacionando la información del pasaje con los esquemas relativos al conocimiento previo de los niños, bien sean los esquemas relativos al conocimiento específico del contenido del texto (esquema de “ser vivo”, de “suelo” de “medios de transporte” etc.), o bien aquellos otros esquemas acerca de la organización general de los textos informativos (textos que “comparan ” cosas, objetos; textos que “clasifican” o “enumeran” cosas, etc.). En la medida que los chicos son conscientes de estos esquemas de conocimiento, pueden adoptar estrategias para organizar y estructurar la información con el fin de obtener una representación coherente, ordenada y jerárquica, lo cual posibilita el aprendizaje a partir del texto (Lerner, 1984).
Amén del anterior párrafo, la animación lectora que se propone en la presente secuencia, está enmarcada en parámetros didácticos de acuerdo a cada una de las edades correspondientes incluyendo transversalidad en el área comunicativa, social y en valores, así mismo estimulando su motricidad fina y gruesa que se trabajará a partir de actividades propias y acordes al texto trabajado. Por lo tanto las actividades lúdicas serán primordiales para este proceso, teniendo en cuenta el contexto, los conocimientos previos y los conocimientos a impartir por medio de una adecuada transposición.

OBJETIVOS
GENERAL
Fomentar en los niños cultura lectora por medio de actividades lúdicas, en las cuales ellos diferencien las distintas formas de expresión del lenguaje a través de los cuentos, para así de esta forma incrementar el interés y el amor por la lectura haciendo este proceso placentero para ellos.
ESPECÍFICOS:
1) Proponer actividades lúdicas que favorezcan el desarrollo de la motricidad fina y gruesa.
2) Propiciar un momento y un lugar placentero que hagan positiva la lectura de los cuentos. 
3) Interactuar  de forma   directa  con los niños  llevándolos  a entender que la lectura me crea mundos fantásticos de los cuales puedo hacer parte.

• GRADO: CUARTO
• FECHA: 24 De septiembre de 2010
• DURACIÓN: 2 horas

CUENTO
EL REINO POR UN CABALLO DE MARINA COLASANTI

1. ACTIVIDADES DE PRE-LECTURA:
a) Se llevarán escarapelas para que cada niño marque en ella su nombre y así hacer más fácil su identificación y tratamiento por su propio nombre por parte del animador.
b) Juego buscando el tesoro.
El juego consiste en esconder con anticipación objetos, en este caso, se esconderán figuras de caballos, castillos, reyes y monedas de “oro”. Estas figuras deben ser buscadas por los estudiantes, que previamente serán divididos en grupos, cada grupo deberá encontrar respectivamente, una imagen de cada uno de los objetos enunciados, el primer equipo que encuentre las cuatro imágenes será el ganador.
c) Juego: Caballo, Ministro, Pistola.
Este juego es similar al conocido como piedra papel y tijera, pero en este caso los roles son reemplazados por los requeridos para la actividad de pre-lectura relacionada con el cuento.
Se divide el grupo en dos equipos explicando previamente que la pistola vence al caballo, el caballo vence al ministro y el ministro vencerá la pistola, cada equipo deberá escoger cual de las tres opciones representará, los cuales tendrán un tiempo de treinta segundos para decidirse y luego los dos equipos, en fila y de espaldas el uno al otro esperarán la orden para girar y mostrar a una misma vez su representación. Esto se hará a puntos, el equipo que primero haga tres puntos será el vencedor.
d) Descubriendo el título del cuento
Para esta actividad se dividirán en cinco grupos. A cada uno de ellos se le entregará una bolsa en la que se encontrarán muchas palabras pero sólo una de ella estará repetida en cinco veces, deben identificarla e informar al animador que fue encontrada, lo mismo ocurrirá en los cinco grupos, cada uno de ellos descubriendo una de palabra diferente de las que integran el título del cuento “EL” “REINO” “POR” “UN” “CABALLO”, después se reunirán y entre todos  le darán la coherencia al título, desde su punto de vista.

2. ACTIVIDADES DE LECTURA
Era brillante, gallardo, más blanco que un mantel al sol. Y mucho más precioso. Era el caballo del Rey. Precioso, no solamente por su belleza, sino porque sólo se alimentaba de monedas de oro.
En la caballeriza del palacio, palafreneros y caballerangos se atareaban constantemente a su alrededor con delicados tratos. Le cepillaban el inmaculado pelo, le trenzaban la crin, le enceraban los cascos, desenredaban su larga cola. En un rincón, músicos especialmente escogidos para distraerlo se turnaban para tocar el laúd.
Y una vez al día se realizaba la ceremonia de alimentación. Al sonido de las trompetas y precedidos por el Gran Ministro de los Bienes Reales, los pajes entraban en la caballeriza, cargando cestos de monedas de oro. Al batir de palmas del Palafrenero Mayor, se aproximaban uno a uno al comedero, liberaban su resplandeciente carga y ésta, en pocos momentos, desaparecía entre los amarillentos dientes del caballo.
En bien de la verdad, a poco de que el caballo fue regalado al Rey, el Ministro se había dado, durante algún tiempo, el trabajo de volver discretamente a la cuadra algunas horas después de las comidas. Armado, de una varita y cuidando de no perder su noble postura, removía el humeante estiércol para certificar que ninguna moneda había sido devuelta por los caballares intestinos. Pronto, sin embargo, se dio cuenta de la inutilidad de su proceder. El oro que entraba no salía. Todo era consumido en el oscuro misterio del vientre, asegurando tal vez el resplandor del pelaje, el brillo de los ojos y, quién sabe, hasta lo amarillento de los dientes.
Grandes eran los cofres del Rey. Un cesto de monedas, por lo menos, no hacía diferencia. Ni diez. Mientras tanto, un cesto hoy, un cesto mañana, durante semanas y meses llenos de hoy y mañanas, comenzaron a hacerse sentir. Y llegó el día en que, habiendo agotado todos los otros recursos, el Gran Ministro se vio obligado a avisarle a su majestad que, para satisfacer el apetito del caballo, en breve sería necesario vender la corona.
—¡La corona, nunca! —exclamó el Rey llevándose las manos a la cabeza.
Y sin dudarlo, decretó un nuevo impuesto, el Impuesto del Caballo, para ser pagado diariamente por todos los ciudadanos.
Con las contribuciones del pueblo, se llenó algún tiempo el comedero. Pero así como había sucedido con los cofres reales, también los pequeños cofres domésticos, los calcetines, los fondos de colchón y los cochinitos de barro poco a poco se vaciaron.
Y llegó el día en que en el reino no había monedas.
—¿Qué hacer? —preguntó el Rey al Ministro que se encontraba junto al trono.
El Ministro miró interrogativamente al otro Ministro que estaba a su lado, el cual a su vez miró al Ministro cuyo manto rozaba el suyo, éste miró al Ministro que estaba más cercano, el que, por último, miró al Gran Ministro, que no teniendo a nadie a quien mirar, se vio obligado a responder.
—¿Y si intentásemos hacerlo funcionar al contrario? —arriesgó.
—¡¡¿¿Al contrario??!! —repitieron todos en coro, sin entender.
Pero el Rey, para no dar a demostrar su ignorancia, dio las órdenes pertinentes para que se procediese con la operación sugerida.
Bajo las órdenes del Gran Ministro, se amarró a la cola del caballo una larga cuerda, cuya punta fue metida por su trasero, empujada con gentil fineza, hasta que comenzase a hacerle cosquillas en la garganta. Y en cuanto el pobrecito abrió la boca para librarse de la molestia, unas ansiosas manos removieron ahí dentro y tomaron la punta de la cuerda que asomaba.
Palafreneros, caballerangos, los músicos y el Gran Ministro en persona comenzaron a jalar. Jala que jala, he aquí, que despacio, muy despacio, el caballo fue volteado al reverso.
Y ahí estaba un caballo que, siendo el mismo, era el contrario de lo que había sido.
Faltaba comprobar los resultados. Los pajes trajeron cestos llenos de estiércol, que vaciaron uno a uno en el comedero. El caballo se aproximó y olfateó muy bien. Luego, bajo la ansiosa mirada del Rey, se fue comiendo poco a poco el contenido, tragándoselo todo entre sus dientes amarillos.
Aquella tarde, nadie movió un pie fuera de la caballeriza. Escondida tras la espalda, el Gran Ministro, aseguraba una varita. Pero no fue necesaria. Cuando finalmente, la cola del caballo se levantó levemente, fue para arrojar sobre la paja una cascada tintineante de monedas de oro.
Así, todos los días, el tintinear del oro pasó a escucharse en las bóvedas de la caballería. Las monedas caían, y eran pasadas rápidamente de la paja a los cofres reales, que en poco tiempo se llenaron, se hincharon, se desbordaron por completo.
La abundancia y las risas se esparcieron muy rápido por todo el reino.
Pero a pesar de tanta alegría, el Rey no parecía tan feliz. Andaba pensativo por los pasillos, y era visto, a veces, bajando a la caballería, donde permanecía largo tiempo, sin sonreír. Mientras las monedas caían, el Rey meditaba en que su caballo ya no era más un lindo caballo. Estaba feo, casi asqueroso. El blanco pelaje, ahora por dentro, no se veía. Por fuera, sólo se apreciaba la piel roja, como con babas. Ya no era un caballo del que un rey pudiese enorgullecerse, ni montura adecuada para pasear en los días de desfile o procesión.
Y los cofres ya estaban hasta aquí, repletitos, de muchas monedas.
Entonces, un día, después de recibir la visita de un embajador extranjero, el Rey bajó a la caballeriza agitando su manto por las escaleras, alegre como hacía mucho que no se le veía. Tenía una sonrisa en los labios, además de varias órdenes que debían ser cumplidas. Con rápida determinación, antes que el Gran Ministro oyese, mandó que se matara al caballo. Y que la cuadra fuese, inmediatamente lavada y perfumada para recibir a un lindo caballo nuevo que acababa de obtener.
Fue así que la caballeriza real, aromada con sándalo, recibió al nuevo caballo alazán, venido de tierras distantes. Raro no sólo por su belleza y noble porte, sino también porque sólo se alimentaba de piedras preciosas.
a) Para la lectura del cuento se utilizará un friso, el cual se irá mostrando a través de la narración, la cual a su vez se hará de manera dinámica y con los matices de voz y movimientos del cuerpo pertinentes para una narración llamativa, que busca interactuar con los oyentes con partes de suspenso y preguntas para captar su atención de acuerdo al momento en que ellos estén más expectantes, como cambiar palabras y reemplazarlas por otras, por ejemplo cuando estemos hablando del caballo, reemplazarla por el conejo, y así se buscará atraer o enterarnos de la atención que están poniendo a la narración. Igualmente se dará opción de que ellos predigan lo que sucederá en algunos apartes del cuento.
3. ACTIVIDADES DE POST-LECTURA:
a) Pictograma:
E L C A B A L L O C O M I A M O N E D A S
b) Modelado
En esta actividad se les entregará a cada uno un trozo de barro, para moldear el recipiente de comida del caballo, guiados siempre por el animador.
c) Gymcana o circuito de observación.
En esta actividad se buscará igualmente que los niños estén divididos en grupos, liderados por un capitán, que en este caso será denominado el Rey, los compañeros serán los ministros, a cada grupo se le entregará una hoja con las instrucciones de la actividad que deben  a realizar, en el primer punto deberán recoger las fichas de un rompecabezas alusivo al cuento que deberán armar al final del circuito, en el segundo punto deberán escribir, cuatro personajes del cuento, en el tercer punto deberán hacer un dibujo en un pliego de papel bond, alusivo al cuento, en el cuarto punto encontrarán una ponchera con agua donde encontrarán monedas de oro, se asignarán cinco a cada grupo, que deberá sacarlas con la boca, y conservarlas hasta el final, en el último punto se deberán aprender un trabalenguas y decirlo todos al unísono, entonces se dispondrán a armar el rompecabezas que recogieron en el punto uno, el primer grupo que termine será el ganador.
d) Para finalizar, se entregará a cada niño, de recordatorio un caballo hecho en madera, con el título del cuento.
.

• GRADO: TRANSICIÓN
• FECHA: 21 De Octubre de 2010
• DURACIÓN: 2 horas

CUENTO
NOCHES DE LUNA LLENA

1. ACTIVIDADES DE PRE-LECTURA:
a) Se llevarán escarapelas para que cada niño marque en ella su nombre y así hacer más fácil su identificación y tratamiento por su propio nombre por parte del animador.
b) QUE SE CAYÓ LA LUNA (RONDA).
Que se cayó la luna, la luna se cayó
Abajo en la laguna y un burro ya la vio
Pampampararampampampampam
Pampampararampampampampam
Pampampararampampampampam
Hay que sacarla pronto, porque se puede ahogar,
dijo papá burrito con su gran rebuznar
Pampampararampampampampam
Pampampararampampampampam
Pampampararampampampampam
Vinieron los camellos del desierto de Aran
Se bebieron el agua y la luna ya no está.
Pampampararampampampampam
Pampampararampampampampam
Pampampararampampampampam.
                                              (Anónimo)

c) Juego: Había una vez un barco pequeñito.
Había una vez un barco pequeñito, que se estaba hundiendo un poquito, entonces vino el capitán de ese barquito…
Y dijo, que se salvaban los niños que se reían.
Había una vez un barco pequeñito, que se estaba hundiendo un poquito, entonces vino el capitán de ese barquito…
Y dijo que se salvaban los niños que se abrazaban.
      
Había una vez un barco pequeñito, que se estaba hundiendo un poquito, entonces vino el capitán de ese barquito…
Y dijo que se salvaban los niños que saltaban alto para tocar la luna.
Había una vez un barco pequeñito, que se estaba hundiendo un poquito, entonces vino el capitán de ese barquito…
Y dijo que se salvaban los niños que buscaban las lunas que se habían caído al césped que está fuera de la biblioteca.
(para este momento previamente se habrán regado lunitas de papel en las afueras de la biblioteca para que los niños las encuentren.)

d) Juego Noche y día.
Se traza una línea en el piso y los niños se paran de un lado de ella, lado que se denominará noche, y el otro lado se denominará día, el juego es de concentración, pues se irá mencionando “noche” o “día” cambiando el orden y repitiendo en algunas ocasiones, y los niños saltarán del lado que corresponde la palabra nombrada; se eliminarán hasta quedar dos estudiantes que serán los vencedores.
e) Actividad de pre-saberes
En este momento, se indagará acerca de su intuición o sus ideas acerca de la luna con las siguientes preguntas:
¿En el día que alumbra en el firmamento?
¿En la noche qué alumbra en el cielo?
¿De qué color es la luna?
¿Siempre esta del mismo tamaño? O ¿hay algunas veces que cambia de tamaño?
En ese momento se mostrará, la luna dibujada en sus diferentes fases, claro, sin ahondar en ello, sino buscando aclarar a los niños los diferentes “tamaños” de la luna.

2. ACTIVIDADES DE LECTURA
Hubo un tiempo en que la Luna era sólo llena, siempre redonda, visible, igual. Y en ese tiempo hubo una noche en que, avanzando en el cielo, ella se vio de repente reflejada allá abajo, en el agua tranquila de un pozo. Se encontró tan linda, que no importando la distancia, se quiso ver más de cerca. Y desviándose de su camino, se aproximó, se recargó en el borde de la oscuridad, se agachó más, hasta que... ¡¡¡Tchibum!!! Sin saber cómo, se cayó al fondo.
La noche se hizo negra como nunca. Callaron los sapos, enmudecieron los grillos. Prisionera por primera vez, la Luna fue obligada a esperar la llegada del día.
Y así, presa entre las paredes limosas del pozo, un pastor la sorprendió cuando llegó a la mañana siguiente para dar de beber a sus ovejas. Al principio no pudo creerlo. Miró hacia el cielo, buscó entre las nubes. Solamente brillaba el sol. Volvió a mirar hacia abajo. No había engaño posible. Redonda y blanca, la Luna parecía una boya en el agua, como una yema en la clara.
¿Qué hacer para sacarla de ahí? Despacio, cuidando de no atinarle, el pastor bajó la cubeta. Esperó a que llegara al fondo, después la balanceó ligeramente y comenzó a jalar la cuerda. Intentaba pescar a la Luna. Pero la cubeta era pequeña, el asa se atoraba, y la Luna, mojada, escurría como un pez. Veces y más veces intentó el pastor, sin resultado. Cuanto más insistía, más nervioso se quedaba. Y entre más nervios, más difícil se ponía la pesca.
Por fin, desconsolado, se sentó. Alrededor, las ovejas pastaban, ajenas a su esfuerzo. El sol ya había avanzado mucho. Cuando la tarde llegase a su fin, no se podría hacer más pero era necesario liberar a la Luna para que iluminase la noche.
Entonces, como si la hubiese sacado de su bolsa, tuvo la idea más simple.
Rodeó el pozo con los brazos, respiró hondo, y jaló con tanta fuerza que, de un jalón, consiguió ponerlo boca abajo. Se derramó toda el agua, oscura como un río. Y en medio del agua, estaba la Luna rodando por el pasto.
Rodó y rodó hasta que se detuvo frente al hocico de una oveja, que viéndola tan blanca y lisa, la engulló de una sola vez.
En vano el pastor sacudió a la oveja, en vano la levantó de las patas traseras para obligarla a vomitar a la Luna. Lo que había engullido, engullido guardó. El pastor no tuvo otro remedio que juntar su rebaño y volver al redil.
Sin embargo, en la noche, atrancada la puerta, apagado el farol, el pastor se dio cuenta de que el redil continuaba iluminado. Era la oveja comelona que brillaba, con la luz de la barriga traspasando piel y lana.
Ladraba el perro, se agitaban las otras ovejas. Nadie iba a poder dormir con aquella luz. El pastor agarró a la oveja, se la echó a la espalda, y se la llevó a otro lugar. Y después de arrojarla a la paja, regresó, atrancando la puerta del redil finalmente oscuro. Con el silencio, se dispuso a dormir.
Todos dormían profundamente cuando el lobo, que vagaba en la noche en busca de comida, pasó cerca de ahí. Notando una luz donde siempre había visto oscuridad, se aproximó rápidamente. Se agazapó tras un árbol, se deslizó por atrás de un arbusto y casi se arrastró hasta encontrar a aquella oveja, más blanca que cualquier otra, que dormía indefensa. Y de un salto, antes de que pudiese despertarla, la devoró.
Ahora, con la oveja y la Luna en la barriga, era el lobo el que brillaba. Pero sin saberlo, seguro de que se confundía en la oscuridad, continuó sus andanzas. Y andando, se aproximó a una aldea.
Más que el aullido, fue la extraña claridad lo que alertó al cazador. Hacía tiempo que recorría los bosques detrás de ese asesino de rebaños. He aquí que ahora lo tenía a su alcance. Levantó el fusil. Por más que se agazapase el enlunado lobo era un blanco fácil. De nada le sirvieron el tronco de árbol y las ramas de arbusto. Bastó un tiro, y ya estaba muerto y estirado.
La luminosa piel fue un mejor trofeo de lo que el cazador había esperado. Pero, en cuanto rasgó la barriga del lobo con su cuchillo, se apagó la piel. La luna, una vez más, rodó blanca sobre el pasto.
Blanca, redonda y húmeda, fue fácil para el cazador confundirla con un queso. Y anticipando la alegría de las cuatro hijas que dormían en casa, la guardó en su morral.
Clareaba la mañana cuando el cazador depositó la Luna sobre la mesa de la cocina. Hirvió la leche, partió el pan. Las niñas, todavía de camisola, esperaban. Entonces, él tomó el cuchillo y cortó a la Luna en cuatro pedazos, de acuerdo con el tamaño y el hambre de cada una. La mayor ganó el pedazo más grande; el otro fue para la segunda; otra más chica tomó el tercero y la hija más pequeña, se quedó solamente con una tajadita delgada.
Se comieron todo. No quedó nada en los platos. Y con sus pedazos de Luna en la barriga bajo sus camisolas blancas, se fueron a jugar al lado de la casa.
Aquel día jugaron, volvieron a jugar al día siguiente. No sabían que la Noche, cansada de la oscuridad, había decidido llevarse de regreso a la Luna.
Al tercer día, las niñas saltaban la cuerda en el pasto, cuando un águila blanca fue descendiendo en círculos desde lo alto. Una veloz bajada, las garras clavadas en la ropa de la mayor, y allá se la lleva hacia el cielo. Luego, bajó una cigüeña blanca y agitando sus grandes alas, agarró a la segunda con el pico, subiendo con ella hacia el azul. Descendió una gaviota blanca para buscar a la tercera. Y una paloma blanca se llevó cargando a la más chiquita.
El águila voló, voló, voló. La cigüeña voló, voló, voló. Y voló la gaviota. Y la paloma voló. Hasta que llegaron al gran manto de la noche, donde, abriendo garras y picos, depositaron a las hermanas.
Allí viven ellas hasta hoy, turnándose para iluminar la oscuridad. Hay noches en que la mayor se queda despierta, mientras duermen las otras. Hay noches en que la pequeña está en vigilancia, o la de en medio. Y hasta existen noches en que todas duermen abrazadas, y la única luz visible es la de las estrellas. Pero las noches más bonitas son aquellas en que las cuatro se quedan despiertas, y como en aquel lejano día, juegan a la ronda, girando y tomadas de la mano en el cielo. Es cuando, mirando desde aquí abajo, vemos a la Luna completa, redonda, llena. Como era antiguamente.

b) Para la lectura del cuento se utilizará un friso, el cual se irá mostrando a través de la narración, la cual a su vez se hará de manera dinámica y con los matices de voz y movimientos del cuerpo pertinentes para una narración llamativa, que busca interactuar con los oyentes con partes de suspenso y preguntas para captar su atención de acuerdo al momento en que ellos estén más expectantes, como cambiar palabras y reemplazarlas por otras. Igualmente se dará opción de que ellos predigan lo que sucederá en algunos apartes del cuento.
3. ACTIVIDADES DE POST-LECTURA:
a) Rompecabezas
A cada niño se le entregará un rompecabezas de la luna, en el cual tendrán un tiempo limitado de cinco minutos para armar, pues no será complejo, teniendo en cuenta su edad.
b) Armar un paisaje.
A cada niño se le entregará la silueta de un paisaje donde aparecerá la luna, e igualmente se les entregarán las imágenes para que ellos peguen de acuerdo con las siluetas dibujadas.
c) Juego: Caza nocturna
Los niños se ubicarán en el fondo del salón con los ojos vendados. Se esparcen alrededor de 20 figuras de lunas y estrellas por el césped.
A una primera señal los jugadores se quitan las vendas de los ojos durante unos segundos para observar dónde se encuentran los objetos. Y luego se vuelven a colocar las vendas. A una señal del animador, los jugadores se lanzarán a la búsqueda de las figuras. El vencedor es el que consigue mayor número de objetos en menos tiempo.
d) Juego: Jugaremos en el bosque.
Un niño hará de lobo, el cual estará en un sitio determinado, mientras a una distancia prudente estarán los niños cantando, jugaremos en el bosque mientras el lobo viene, ¿lobo donde estás?, el lobo contestará: me estoy levantando; a lo cual los niños volverán a entonar el estribillo, y así sucesivamente siguiendo el lobo los pasos necesarios para salir de casa. Llegado ese momento, el lobo saldrá en busca de las ovejas y oveja que se cace, quedará convertida en lobo haciendo lo propio.
e) Para finalizar, se entregará a cada niño, de recordatorio un llavero hecho en foamy de una luna, con el título del cuento.

2 comentarios:

  1. Muy buena secuencia didática y labor de la Biblioteca LA ALEGRÍA DE LEER

    ResponderEliminar
  2. super chevere la secuencia didáctica y lo mejor de todo es que fue pensada para realizarla en el lugar más maravilloso de la Universidad del Quindio.. la Biblioteca Infantil "ALEGRÍA DE LEER"

    ResponderEliminar